La jefa de Estado recibió en su despacho de la Casa de Rosada a su par de México Felipe Calderón, con quien dejó inaugurado el mural restaurado Ejercicio plástico del artista, David Siqueiros, pintor mexicano que es considerado uno de los principales exponentes del muralismo. "Quiero agradecer a México el asilo para miles y miles de argentinos que tuvieron que dejar el país por la dictadura", afirmó la mandataria al encabezar el acto. La ceremonia de inauguración se llevó a cabo en la plaza Cristóbal Colón, ubicada detrás de la Casa de Gobierno, con la asistencia de autoridades nacionales, representantes del arte y la cultura e invitados especiales. Durante el acto, La presidenta Cristina Fernández afirmó que cuidar el patrimonio cultural "es una obligación de los gobernantes y de los argentinos", y agregó "Me fanatiza la historia de los argentinos vinculada con el arte que es una expresión de la vida del pueblo". Cristina Fernández agradeció al pueblo de México por haber recibido durante los años de la dictadura a miles de argentinos que se refugiaron en ese país. "Quiero agradecer al pueblo mexicano lo que significó en momentos difíciles el asilo para miles de argentinos que tuvieron que abandonar su país por las condiciones políticas de la dictadura y cómo fueron recibidos en ese país", dijo la mandataria. Destacó, también, la "recuperación del patrimonio latinoamericano, no ya mexicano ni argentino" y consideró que el mural "es la síntesis de un hombre que sale de su patria exiliado, y viene a la Argentina en un momento muy especial porque luego es deportado". La jefa del Estado explicó que se decidió "rescatar" el mural porque "es parte de la historia de los argentinos que se hace en una etapa histórica como fue la década infame". En ese sentido, agregó que los muros del museo de la Aduana "son la historia viva de la Argentina" y reveló que el mural del artista mexicano sufrió un derrotero muy grande" ya que "estuvo casi 18 años encerrado en containers" y "en un momento casi se lo llevan del país". La mandatria recordó "el momento histórico en la recuperación del trabajo" cuando el ex presidente Néstor Kirchner emitió un decreto en 2003 para declarar "bien nacional artístico e histórico e impidió definitivamente que el mural pueda ser sacado del país". "Es la historia de las vueltas de la Argentina y de todos nosotros", sostuvo, y contó cuando viajó a México con Kirchner se cercó "un grupo de artistas mexicanos" a pedirle que se "ocupara del mural de Siqueiros". "Quiero decirles que me ocupé en nombre de todos los argentinos. Esto es de todos..., yo soy el instrumento para levarlo a cabo", declaró, y añadió que "tenía un sueño que también se cumplió que es que fuera Calderón el que estuviera presente enesta inauguración". Historia de la obra En 1933, David Alfaro Siqueiros realiza el famoso mural "Ejercicio Plástico" en el sótano de la quinta "Los Granados" de Natalio Botana. Cuando en 1941, Botana fallece, la propiedad pasará por distintos dueños y el mural iniciará un largo camino judicial. Junto con Diego Rivera y José Orozco, David Siqueiros fue uno de los padres de la escuela muralista mexicana. En 1933 llega a Buenos Aires invitado por Victoria Ocampo para una serie de conferencias en la Asociación "Amigos del Arte", las que luego fueron suspendidas por una cuestión ideológica ya que apoyaban al arte revolucionario de la época. Su objetivo era llevar el arte a la calle, "vamos a producir arte en los muros más visibles", decía, y sus temáticas giraban alrededor del arte precolombino, de la lucha del proletariado y de la liberación humana. Siqueiros pinta esta obra con la colaboración de Antonio Berni, Carlos Castagnino, Lino Spilimbergo (que luego formarían parte del equipo que realizó los murales de la Galería Pacífico) y el escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro, En noviembre de 2003, el Decreto N° 1045/03 del Poder Ejecutivo Nacional ordenó la recuperación de "Ejercicio Plástico", aunque su compleja situación judicial seguió sin resolverse hasta el 2008. Recién en el 2009, el Gobierno Nacional rescató el mural del depósito de San Justo donde quedó olvidado 17 años y se pudo iniciar su restauración. Fue trasladado a un lugar especialmente acondicionado en la Aduana Taylor - la antigua aduana porteña del siglo XIX que está bajo la Plaza Colón - con el fin de revalorizar este edificio y el Museo de la Casa Rosada. La restauración de la obra fue realizada también con el aporte de empresas privadas y la colaboración del gobierno de México e instituciones culturales.
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