viernes, 30 de noviembre de 2012

Cristina declaró en un juicio por difamación contra Corriere della Sera

El diario italiano había publicado en 2008 una información falsa que mostraba a la mandataria como una gastadora compulsiva en plena cumbre de la FAO contra el hambre. "Aquí hubo real malicia", aseguró la mandataria. En un hecho inédito para la historia política argentina, como también para su trayectoria personal, la presidenta Cristina Fernández declaró ayer como testigo ante la justicia italiana en la causa por difamación (nº 11108/10) que la propia jefa de Estado inició contra la periodista italiana María Egizia Fiaschetti y el director y editor responsable del diario Corriere della Sera, Paolo Mieli. La declaración se realizó a través de una teleconferencia que comunicó, durante dos horas y 15 minutos, a la residencia de Olivos con el Tribunal Ordinario de Roma de la VI Sección Penal, a cargo de la jueza Elena Scozzarella. La causa tiene su origen en un artículo escrito por Fiaschetti y publicado por Corriere el 4 de junio de 2008. En la nota se aseguraba que la jefa de Estado, en el marco de su asistencia a la cumbre sobre el hambre organizada por la FAO (rama de la alimentación de la ONU), había realizado una carísima compra de alhajas en la exclusiva joyería Enigma, del famoso diseñador Gianni Bulgari, donde –según la nota, que luego se demostró errónea– había adquirido aros, relojes y pulseras con oros y diamantes por un valor superior a los 140 mil euros. La presidenta desmintió enfáticamente todo el contenido de la nota. A los pocos días de la publicación instruyó al entonces vocero, Miguel Núñez, para que exigiera al diario italiano que rectificara la información. Corriere se limitó a publicar un fragmento de la carta firmada por Núñez en el espacio destinado a los lectores. "Esta es la única querella que he iniciado como presidenta o como senadora. Nunca había leído una cosa así. Vincular el tema del hambre con la compra de joyas fastuosas fue indignante. Yo creo mucho en la libertad de expresión y de opinión, pero no en la mentira, en la difamación a propósito. Aquí hubo una real malicia, y lo digo como abogada. La nota buscaba provocar en el lector una sensación de agravio personal, de indignación", aseguró ayer la presidenta durante su testimonio. En su declaración, la mandataria explicó que optó por iniciar una denuncia penal por difamación (en Italia aún se está debatiendo la despenalización de calumnias e injurias) luego de que el diario editado en Milán se negara a publicar la rectificación solicitada por el Estado argentino. En la audiencia estuvo presente el juez federal Claudio Bonadío, quien supervisó que todo se realizara según el procedimiento que determina la convención de asistencia mutua en materia penal firmada por la Argentina e Italia. La presidenta contestó preguntas del abogado penalista que la patrocina en la causa, el italiano Furio Restivo. También respondió las preguntas del letrado defensor de la periodista y del editor responsable de Corriere, Mario Geraci. La audiencia contó con traducción simultánea en vivo, del italiano al español y viceversa. Flanqueada por Bonadío y la secretaria del Juzgado Federal Nº 11, la presidenta fue recordando su visita de día y medio a Roma de junio de 2008, cuando asistió a la cumbre de jefes de Estado para debatir sobre la emergencia alimentaria y los biocombustibles. Ante las preguntas de Restivo, Cristina reconstruyó con bastante detalle su estadía en la capital italiana. "Llegué el día 2 de junio por la mañana", recordó. Su agenda en Roma comenzó con sendas reuniones con el secretario general de la ONU, el coreano Ban-Ki Moon, y el entonces director general de la FAO, Jacques Diouf, de origen senegalés. Luego se encontró con el entonces presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la embajada de Brasil, y por la noche asistió a una cena organizada por el ex canciller italiano, a la que estaban invitados empresarios de Italia y la Argentina. Al día siguiente, Cristina hizo su discurso en la cumbre sobre seguridad alimentaria y luego se dirigió al famoso barrio romano de Trastevere para visitar la comunidad religiosa de Sant’Egidio. La agenda se completó con una reunión con compatriotas en la embajada argentina en Roma y su participación en una cena para jefes de Estado organizada por el entonces premier italiano, Silvio Berlusconi. Ante las preguntas de su abogado, la presidenta explicó que todas sus actividades en Roma las realizó en auto, en los vehículos oficiales aportados por la seguridad italiana, como suele suceder en estos casos. "Todos mis desplazamientos por la ciudad de Roma siempre fueron acompañada por personal de seguridad", subrayó la jefa de Estado, quien explicó las características de la "cápsula" que caracteriza los movimientos de un estadista en país extranjero. Cristina también señaló que los traslados al escenario de cada evento fueron "punto a punto", tal como estaba acordado con el gobierno italiano. Sólo caminó por la ciudad para ir desde la Basílica de Santa María, en Trastevere, al resto de las instalaciones de Sant’Egidio. Tras la reconstrucción realizada por la presidenta, el letrado de la parte demandada le preguntó por qué había decidido mantener la querella cuando el periódico "había publicado una desmentida" en el correo de lectores. "Fue publicada una carta del vocero presidencial que en modo alguno implicaba una desmentida. Y ni siquiera la carta fue publicada totalmente. Se redactó de tal forma que no implicaba una desmentida a la feroz nota de agravio que significaba el artículo, donde se decía 'hambre y dolce vita'", contestó la mandataria. El abogado Geraci dijo entonces que Corriere había mostrado "la máxima disponibilidad a publicar todo lo que usted solicitaba", pero que había llegado a la conclusión de que "la única forma de poner fin" al litigio era "a través de un elevado resarcimiento económico". Cristina recordó entonces que su denuncia "no tenía nada que ver con un daño patrimonial", y que "el resarcimiento debía ser donado íntegramente a instituciones de bien público en la Argentina". "La nota no sólo intentó construir una imagen de frivolidad, de hipocresía y maldad. Incluso fue más allá de la frivolidad: querían presentar a una persona de doble moral, con hipocresía y doble discurso. Alguien que participa de una cumbre sobre el hambre y después va a comprar joyas costosas", se quejó, con visible molestia. La mandataria confió que esta denuncia era la única querella de este tipo que decidió presentar en la justicia. Su enojo con el artículo, insistió, se debía a que el texto "no era una opinión" sino "una serie de datos presentados como información pero que falseaban la realidad" y que eso era "fácilmente verificable". Cuando terminó la audiencia, fuentes oficiales informaron a los periodistas presentes en Olivos que en caso de ganar la querella el dinero que los demandados deben pagar como reparación será donado al Hospital de Niños Garrahan. «

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